Durante la adolescencia nos pateamos las rutas con los trapos en la mochila, subidos a colectivos de dudosa VTV. Subimos a trenes de madrugada y “colgamos como racimos”. Saboreamos un pancho cual si fuera la última cena, viajamos apretad@s, cansados, transpirad@s, nos mojamos, tiramos barro y saltamos. Pero sobre todo saltamos, cantamos, sonreímos. En esa adolescencia esperábamos entrar por los tres arcos, dijimos con cara de asombro “algo está pasando”. Eso eran los recitales de Los Piojos. Significaban ese infierno de verde paisaje capaz de simplificar la realidad en una canción de rock. Dimos vueltas sin pensar por los estadios Obras, All Boys, Atlanta, Huracán, Micro Estadio de Mar del Plata, Luna Park, el Único de La Plata, River, La Bombonera y River, una vez más. Y ahí terminó el recorrido.
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(Ciro y Los Persas-Vas a Bailar)
El 31 de mayo de 2009 el último bondi no fue para finisterre sino que acabó en Buenos Aires. El ritual de despedida donde cantamos “tanto tiempo ha pasado y deberá pasar”. Cosa rara del destino no fue así. La versión 2010 de Andrés Ciro Martínez lo encontró con nueva banda, disco solista y otro show. A menos de un año de la despedida, Ciro comenzó la recorrida junto a Los Persas. El camino arrancó una perdida noche de Rosario, luego entre abril y julio en los Estudios Del Abasto al Pasto se grabó “Espejos”. Disco con 15 temas, algunos de piojosa procedencia, otros llegaron directamente de Oriente Medio. Mendoza y San Juan fueron los primeros shows de presentación oficial. Previo al desembarco en tres Luna Park, Ciro pasó por el auditorio de Fm La Tribu, en el corazón de la Capital porteña. En una charla más parecida a un encuentro intimista que a una conferencia de prensa se escuchó el relato sobre concepto, arte, shows y algo de su ex banda. Sin embargo, a pesar del clima de charla personal, la incomodidad ante las fotos no pudo ocultarse en la cara del músico.
-¿Por qué Los Persas para la banda y al arte del disco?
- Lo de los persas viene un poco de cuando era chico. En la escuela siempre hablaban de Ciro El Grande. Por supuesto, a nadie le importaba pero como era mi nombre a mi me llamó la atención. Y siempre tuve una fantasía de tener una banda que se llame Ciro y Los Persas. A partir de eso nació el arte del disco. Casualmente el primer corte del disco tiene una melodía en el riff de la guitarra como arábiga u oriental, que se puede emparentar a la cultura persa.
-¿Y el concepto de los espejos?
- Me pareció interesante como metáfora, lo que dice el tema es real. Yo iba a lo de mi abuelo y había dos espejos enfrentados y me gustaba ver la proyección al infinito e imaginar que entraba en esos otros pasillos. Y me pareció que surgía una metáfora por que uno camina la vida yendo hacia un lugar y se va desviando, como ocurre con los espejos. Espejo tras espejo uno va cambiando en la vida, van pasando cosas y de repente a veces vuelve al punto de partida. Con otro rostro, con otras vivencias, experiencias, pero se reconoce a sí mismo en ese punto de partida. Es un poco como volver a empezar y reencontrarme con canciones viejas, que siempre quedaron fuera de discos y temas que nunca termine de hacer. Mas todos los temas nuevos, mas toda una etapa nueva, me pareció que cerraba un concepto. Por otro lado, es una imagen que me gustó. Es interesante saber que todo cabe en un espejo. Si bien es algo plano, todo puede ser reflejado en un espejo. Todo el pasado, todo el presento y el futuro, todas las civilizaciones con su grandeza caben en un espejo. Y me parecía que de alguna manera demuestra que somos lo mismo.
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(Sobre el concepto de “Espejos”)
-¿Qué tuvo de diferente armar un disco solista en comparación con Los Piojos?
- El disco apunta al comienzo de algo nuevo, con gente nueva. Con una pequeña participación de un productor. En los discos de Los Piojos había una participación mucho mayor del productor, donde además a veces tenía que tomar decisiones para la “sanidad” del grupo. Donde alguien tiene que decir esto sí, esto no. A veces es complicado a nivel banda decir me parece que esta parte esta buenísima y la parte que haces vos no esta tan buena. Es hincha pelotas y es un poco el trabajo del productor, descubrir lo mas interesante de un tema. Acá no hubo tanto de eso, al haberlo producido yo. Y de movida, al ser un proyecto solista para ciertas cosas no necesitaba la presencia externa.
-¿Cómo fue tener la energía arriba con un ciclo que terminaba y otro que comenzaba?
- Lo que busque fue no parar y no caer en una situación de inercia que me costara arrancar. A veces lo que pasa es que creemos que lo que quedó atrás es lo mejor de la vida y nos aferramos a la nostalgia. Y pensamos que nunca mas encontraremos algo que lo reemplace, pasa en muchos ordenes de la vida. El temor al cambio, la ansiedad. Después de River quería salir al mes siguiente de gira. Todo esta bueno, componer y ver una canción cuando nace, ver la potencialidad que puede tener eso. Buscar una letra, lo que a mi no me es fácil, tardo para escribir. Intento no traicionar la melodía que hice. Que con el español es medio difícil, por que hay palabras largas y la sonoridad del rock es corta. Quería todo eso y así fue como me di cuenta que no podía salir de gira por más que tuviera la banda. Por que no quería hacer 24 temas de Los Piojos. Entonces me di cuenta que tenia que hacer un disco y los músicos con los que estaba tocando en ese momento no eran lo que yo buscaba. Entonces arranque de nuevo. Y una vez que tuve la banda empecé a trabajar con nuevos temas. Y la respuesta de la banda fue tremenda, por eso se hizo rápido. Por la respuesta de los pibes y la energía que fluía. Y en un año salió la banda, el disco y estuve listo para salir.
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(Sobre los temas)
En medio de charla un corpulento pelado pide el micrófono para hacer una pregunta. Un silencio previo a un crimen revuela el ambiente, la cara de temor del entrevistado no puede disimularse. Si alguna vez Ciro hizo un podio sobre los momentos donde se sintió incomodo en entrevistas, este instante debe estar a la cabeza.
-¿Cómo viste (voz ronca) a Manuela en su debut?
(N de R: la hija de Ciro tocó en el disco y los shows de presentación)
- Con ese tamaño, pelado y con la cara de Pappo en la remera nunca me hubiera imaginado que me hubieras preguntado por Manuela, me daba miedo (risas). La verdad que Manu estaba copadísima, de hecho le dije “mira manu, estoy armando la lista de temas y me parece que no se si vas a tocar”. Y se enojo mucho. Entonces le aclaré “no no no, te decía que parece, vas a tocar”. Y después le enseñe Tulsa Time, que es un tema que hacía Clapton, que no es de él. Cuando le dije que no sabía si meter un cover que la gente no conoce me dijo “mirá papá, si queres no toco tu tema. Pero Tulsa Time lo quiero tocar”. Estaba contentísima. Incluso en un momento en el tema Vas a Bailar yo pifie y me miró preocupada. La vedad que lo disfrutamos mucho, se lo tomó muy enserio. Es una alegría permitirle a un hijo que viva algo que uno pudo vivir recién a los 20 años. La experiencia de subirse a un escenario, ver la gente y sentir una banda sonando tus espaldas. Es una sensación única que soñé de bastante chico. O cuando le compra a la hija un karting, son deudas que tiene con uno desde pibe y se lo permite a los hijos.
-¿Con qué se van a encontrar los que vayan a ver a Ciro y Los Persas?
- Desde la época que hice teatro siempre me preocupo la cosa de la puesta en escena, la escenografía, la ropa. Siento que hay cosas que están buenas, con cierta discreción como el uso de los fracks. Hablando con Jimmy Ripp (N de R: ex guitarrista de Mick Jagger) le dije que siempre ‘tuve el sueño de ser cantante de una banda de blues, como no lo pude ser al menos tengo la ropa’. Y es un poco darse el gusto. Los Persas tienen un lugar importante en el show por varios motivos. Uno es que me permite ir a cambiarme desde lo practico (risas). Descansar, relajar un poco el cuello para salir de nuevo. Por otro lado, es una apuesta y me parece interesante que a un brasilero que sea cantando en portugués el que lleve el show. Es una manera de presentar a los músicos desde otro lugar, me parece entretenido. Los Persas son muy buenos músicos, ponen el sentimiento por encima del virtuosismo. Y yo nunca voy a perder de vista eso. Cuando salimos a tocar, me cerró lo que eran los pibes en el escenario. Por que tenía miedo que se achicaran, que la gente les gritara algo y se achicaran. Y la verdad, les pasaron por encima al público.
La charla terminó con un silencio atroz, que estuvo lejos de molestarle al entrevistado. En el ambiente comenzaron a sobrevolar las primeras melodías de “Espejos”. De esta manera cerró la entrevista y arrancó la sesión de cholulaje.
La noche del 15 de septiembre fue revivir aquello que pareció dormido, terminado. Las afueras del Luna Park se vestía de ritual piojoso, aunque algo en aire se percibía distinto. Las personas que rondamos las infinitas puertas del estadio éramos las de siempre, las que partimos en largas procesiones a donde sea que sea trasladado el encuentro. La espera se hacía amena entre el agite previo y los sonidos de Douglas Feliz y la Orquesta Oriental. “Antes, hace ya tiempo” era difícil encontrar una banda antes de Los Piojos. Las canciones seguían siendo las mismas. Obvia aparición y pedidos para que la banda de Palomar se vuelva a juntar. Pero cuando las luces se apagaron, y las imágenes comenzaron a reproducirse en un sinfín de pantallas la idea esta completa. El concepto de la puesta en escena va de la mano con el arte del disco. Un caballo dorado recorría a puro galope a través de las imágenes sobre el origen de la cultura de la antigua Persia. Vistiendo turbantes, la banda construyó en escena el primer guiño de la noche. “Que placer verte otra vez, nos decimos sin hablar”, así asomaba la primera impresión de que nada había acabado. Un público decidido a saltar y a cantar a lo largo de la noche respondía “hoy todo vuelve a empezar y será lo que ya fue”.Comienzo frenetico, poguero, rockero y sólido. Una banda ajustada saludaba a un estadio casi repleto. Luego de “Banda de Garage” el silencio se hizo parte del ambiente. Luces apagadas. Y una pizca de canciones “antiguas” se hicieron parte de un público que reclamaba “Los Piojos, Ciro. Los Piojos…”.
Pasaron 25 minutos cuando la primera invitada fue recibida con un cerrado aplauso. Hasta para las almas insensibles era una linda imagen la de un padre e hija arriba de un escenario. Luego de más de 20 años de recitales y 10 discos sobre sus espaldas, el padre estaba más nervioso que su hija. El primer pifie de la noche cerro con un “perdón, me quedé en el tema anterior”. Entonces sonaron acordes de estilos musicales que serían los que predominarían durante las tres horas del show. Primero “Tulsa Time”, un rato más tarde un intermedio para viajar escenográficamente a un antro de Chicago en los años 50. Bajas luces de tinte rojizo acompañaban la sesión de blues. Arropados en impecables fracs, Los Persas mostraron la ajustada preparación en los solos de las canciones, para que su cantante cruce todo el Luna y aparezca en el escenario en el momento indicado.
La Chilinga de la mano de Dani Buira acompañó en la sonaron en el “Malambo Para Luca”. Esa canción terminó de tomar forma cuando Ciro vió la película que habla del pelado cantante.
Algunos códigos son los mismos. Hasta pareciera que “nada se ha movido”. Una interminable “Noche de Hoy” reza que el encuentro no se termine y que la banda siga sonando. Con un pedido en el aire sobre un futura vuelta. Lectura de “Trapos” y hasta la vuelta. Como cantaba Pappo “Algo ha cambiado”, aunque pareciera que no son tantas las cosas que lo hicieron. (Facu Acuña)
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